Imágenes de archivo que representan la armonía cromática, repetición de artículos, iluminación correcta y un recorrido bien definido, principales bazas para que un comercio triunfe. | EL ECONOMICO

¿Cuántas veces ha entrado en una tienda porque le ha llamado la atención algo del escaparate o la atractiva colocación de lo que ofrecen? La vista contribuye al 80% del proceso de venta, frente al 10% del oído y el 10% del resto de sentidos.

El Institut d’Innovació Empresarial de les Illes Balears ha editado una guía sobre merchandising visual y escaparatismo con útiles consejos para transformar los comercios de las Islas, modernizarlos y orientarlos a las demandas del cliente actual.

El merchandising visual persigue llamar la atención, dirigir al cliente hacia el producto y facilitar la acción de compra. Para ello, ofrece herramientas para sacar el máximo potencial al comercio.

Respecto a la presentación, lo más importante es el orden, la pulcritud del espacio de exposición y tratar los productos como un elemento preciado.

Las reglas básicas son que los productos en estanterías estén siempre a la misma distancia entre sí, en la misma orientación, que todos los artículos tengan identificado el precio, la talla y las características, y no sobresaturar la tienda.

Colocar los productos por colores es una de las organizaciones más efectivas. Lo ideal en productos como la ropa es situar los artículos más claros en la parte superior izquierda y aumentar la intensidad cuanto más a la derecha y en la parte inferior. Existen varias combinaciones posibles: monocromáticas, por analogía -colores similares- y complementarios -para generar contraste-.

Las pautas visuales o interrupciones en una línea de visión ayudan a concentrar la vista donde más interese. En el caso de la ropa, se pueden intercalar piezas de diferente largo. También se pueden recrear combinaciones de productos para dar ideas de compra.

No hay que situar la caja en el fondo de la tienda, sino al principio a la izquierda. Además, si la tienda es estrecha, los muebles se pueden poner de lado para facilitar el paso. El recorrido tiene que pensarse contrario a las agujas del reloj y que fluya hacia todas las secciones.

Si hay zonas de difícil acceso, hay que situar allí los productos de primera necesidad, mientras que es mejor reservar las áreas más visibles para las novedades o productos que puedan atraer. Los pasillos deberían tener 120 centímetros de ancho.

En la agrupación por secciones, es una buena idea intercalar productos complementarios. Por ejemplo, un supermercado puede colocar nata cerca de las fresas.

Y los productos que se compran por impulso y los que generan más margen deben situarse a la altura de los ojos, entre 1 y 1,60 metros.

EL MOSTRADOR. El mostrador tiene que ser sencillo y con los artículos que más representan a la tienda, novedosos y con un aspecto impecable, siguiendo normas de composición: el fondo, que sea opaco; si ponemos información escrita, que sea en un lateral; y las agrupaciones más aconsejables son en forma de pirámide o de repetición. Respectar la gama cromática y una buena iluminación también aportan armonía.

En cuanto al almacén, debe estar ordenado para controlar qué productos tienen una alta rotación. No es un trastero, recuerdan. Además, es recomendable pintar las paredes de colores claros, iluminar la tienda con diferentes grados de luz no demasiado blanca y combinar la natural con la artificial. En cuanto a la música, que no sea un canal de radio.

El Institut d’Innovació ofrece un completo cuestionario para que los comerciantes puedan evaluar su establecimiento en materia de merchandising visual. Permite comprobar la rotación de los artículos y la reposición, si todas las perchas miran hacia el mismo lado, si los envases están ordenados de más grande a más pequeño, si el mostrador está ordenado y ofrece ventas complementarias, o si la tienda respeta las gamas cromáticas y está bien iluminada.