El jueves pasado el Banco Nacional de Suiza decidió desanclar el tipo de cambio del franco respecto al euro. Para explicarlo hay que poner en antecedentes al lector: desde el comienzo de la crisis financiera se creó un temor a una desintegración del euro, ya fuese por la desaparición de la moneda única o por la salida de algunos países de la Unión, con lo que el mercado buscaba un valor refugio para protegerse de esta eventualidad. Uno de los más utilizados fue el franco suizo, con lo que su moneda pasó de un cambio respecto al euro de 1,68 a finales de 2007 hasta el 1,00 en agosto de 2011. Como Suiza es país plenamente exportador, esta circunstancia perjudicaba a la mayoría de sus empresas y por extensión a su población, por lo que decidió establecer un tipo de 1,20 francos por cada euro.

Esta política se cambió de forma sorprendente, por lo que en cuestión de minutos el franco se apreció incluso superando la paridad con el euro (llegó a 0,95) y provocando un descenso en las bolsas europeas. La situación, en general, se normalizó a lo largo del día. Las bolsas europeas cerraron con subidas de entre el 1 y el 3% (excepto el mercado suizo) y el franco perdió algo de terreno volviendo al euro por franco.

Las repercusiones económicas se limitan al entorno suizo, ya que se deja de beneficiar a la mayoría de sus empresas, aunque otras como las turísticas sí salen claramente ganando. Al ser un país con poco peso en la economía europea (tiene menos de la mitad del PIB que España) no debe afectar a nivel macroeconómico.

Sin embargo bursátilmente hablando, además de provocar pérdidas millonarias a muchos especuladores con posiciones bajistas frente al franco y por extensión a algunos brokers (Alpari UK se declaró en bancarrota), sí deja abierta la posibilidad de comprar esta divisa, aunque parece conveniente esperar a que marque soportes y a la reacción del mercado ante la reunión de ayer del Banco Central Europeo.