Miguel Ángel Olea ya está en la isla, listo para debutar con el HC Eivissa este fin de semana. El malagueño, que los últimos años jugó en el Ángel Ximénez de Puente Genil (Córdoba) en la Liga Asobal y también sabe lo que es jugar la Copa de Europa con el Kolding de Dinamarca, desembarcó anteayer por la noche en Ibiza y lo primero que hizo es ir a ver a sus compañeros. El pivote, de 34 años, es consciente de que debe «justificar en la pista» esta apuesta del club y piensa que «la clasificación no hace justicia al juego del equipo».

—¿Cuál es el motivo que le ha llevado a embarcarse en esta aventura?
—Todo empezó con una llamada por parte del club, en la que se interesó por mi situación y en saber si tenía intención de volver a jugar. A raíz de ahí, la conversación, como se puede ver, ha llegado a buen puerto. El proyecto es interesante tanto en el aspecto deportivo como en el laboral, y es una aventura más.

—Uno se pregunta cómo llega un jugador de la Asobal a la Primera Nacional y parece ser que su inserción al mundo laboral tiene mucho que ver.
—Yo ya había jugado en esta categoría en mi anterior club, el Puente Genil. Sí es verdad que he tenido alguna oferta de equipos de Asobal incluso en estas fechas navideñas, como la del Guadalajara, pero una prioridad a mi edad, sinceramente, es la incorporación al mundo laboral. Aquí puedo compaginar las dos cosas y creo que mejora la situación que tenía actualmente.

—¿Qué sabe del HC Eivissa o qué le han contado de él?
—Tuve la oportunidad de venir a verlo jugar y creo que la clasificación no hace justicia con el juego que practica. Espero poder aportar mi granito de arena desde el principio y empecemos a subir peldaños en la clasificación.

—¿Qué puede aportar además de toda esa experiencia que acumula y de la cual podría presumir?
—En conjunto, puedo aportar experiencia. En la labor tanto defensiva como ofensiva espero aportar lo máximo y que ellos me ayuden también a que sea lo más fácil posible.

—¿Cuáles son sus características y virtudes?
—Mis cualidades son más bien defensivas. En cuanto a virtudes, me considero un compañero dispuesto a ayudar siempre al que tengo a mi lado.

—Supongo que será consciente de que, al venir de la Asobal, los focos van a estar puestos sobre usted en la pista. ¿Supone una presión extra?
—No lo considero una presión. Por supuesto, tengo que justificar en la pista que el club haya apostado por mi nombre. Para mí, es un reto que, desde que comience hasta que acabe, el equipo esté en una posición mejor que la que está ahora. El reto es interesante y ambicioso.

—¿Qué le dirías a quienes puedan pensar que viene aquí a dar sus últimos coletazos?
—Están en su derecho a pensarlo. Para mí, es una oportunidad que considero que debo aprovechar y deportivamente, por supuesto, rendiré lo máximo.

—Usted tiene 34 años y ha estado en la elite del balonmano. ¿Ha pensado ya en la retirada ’’o la ve lejos?
—Cuando acabó la temporada pasada, el desánimo deportivo que tuve fue bastante acentuado, porque la situación fue complicada a lo largo del año. A pesar de ello, siempre te queda un poco la sensación de que quieres seguir. Las ofertas que tuve no fueron atractivas o interesantes y ése era el motivo por el que no estaba en activo. La oportunidad que tengo ahora quiero aprovecharla al cien por cien y espero hacerlo desde el primer día.

—Sorprende un poco que, habiendo tenido ofertas de la máxima categoría, acabe en Primera Nacional. ¿Tan mal está la Asobal en cuanto a pagos?
—Por suerte, la situación ha mejorado considerablemente. Hace años, podía haber fácilmente más de seis equipos con deudas, pero ha mejorado mucho. Quiero añadir a esto que mi prioridad es la incorporación al mundo laboral una vez que acabe mi carrera deportiva. En este sentido, me considero un privilegiado al poder alternar el trabajo con la práctica del deporte, dado que el día que cualquier compañero se retire del balonmano profesional no tendrá fácil encontrar las puertas abiertas ahí a cierta edad.

—Supongo que el deportista no piensa en ello en los primeros años, pero sí que lo hace, y mucho, cuando se acerca el final.
—Hay que madurar. Una vez finalice tu carrera como jugador y a la que te has dedicado en cuerpo y alma, aunque tengas formación, si no tienes experiencia en el mundo laboral es bastante complicado acceder a él.

—¿Conocía ya Ibiza o es su primera visita?
—Solamente de vacaciones. Dicen que se vive mejor en invierno que en verano, porque hay menos afluencia de turismo. Es un proyecto a largo plazo y viviré ambas estaciones con ilusión.