Una sola alma sevillista había ayer a media mañana en el aeropuerto de Ibiza pendiente de la llegada del club de sus amores. Manuel Ramos se encontraba allí solo, expectante, con una sonrisa de oreja a oreja y ataviado con una bufanda y una bandera del Sevilla FC. Se puede decir que el sevillismo estaba más concentrado y unido que nunca, pues se encontraba en un mismo ser.

En es Codolar había más periodistas locales que seguidores del equipo hispalense. Y es que, en Ibiza la gente, los seguidores de fútbol son como la inmensa mayoría del resto de España: barcelonistas o madridistas. Es la realidad. Si a eso unimos lo habituados que estamos al famoseo n la isla no es de extrañar que el aterrizaje del conjunto de Sampaoli no generara una gran expectación a pesar de tratarse del actual campeón de la Europa League y ocupar el tercer lugar en Primera División.

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Al menos, Ramos pudo disfrutar de uno de los días más felices de su vida. A las 10.50 horas y sin retraso aterrizó el avión chárter desde Híspalis. Un cuarto de hora después, este aficionado se fotografió con quien pudo del plantel sevillista y a buen seguro no tardó en compartir las imágenes con sus amigos y familiares a través del teléfono y las redes sociales. Residente en Ibiza desde hace siete años, este sevillano de nacimiento aprovechó «una ocasión histórica para animar» a los suyos. «Esto es una isla, es pequeño y se entiende que no puede haber mucha gente», justificó en relación al recibimiento a la expedición sevillista.

A pocos metros de jugadores y cuerpo técnico aparecieron también por la puerta de salida unos 120 aficionados desplazados desde tierras andaluzas, una veintena de directivos y casi una quincena de empleados del club. To- dos ellos accedieron rápidamente a varios autocares que les aguardaban nada más abandonar la terminal. Llegaba el momento de emprender rumbo al puerto. Allí, sobre las 12.00 horas, tomaron un ferry, el cual no dudaron en adornar con banderas de los Biris y del club, para dirigirse al punto donde realmente se iba a vivir el fútbol de manera más que especial: Formentera. Y es que la menor de las Pitiusas, ayer, se fue de copas.