Creo estar seguro de no equivocarme si digo que todos conocemos el significado de la frase «se te está viendo el plumero». Y eso es precisamente lo que parece que está ocurriendo últimamente en determinados círculos relacionados directa o indirectamente con la política. Al margen de la opinión que cada uno pueda tener sobre el anuncio que en su día hizo el Presidente Sánchez, en el que anunció que se tomaba cinco días para reflexionar sobre su continuidad al frente del Gobierno de la Nación, vale la pena analizar las diversas reacciones y opiniones que tales anuncios han venido suscitando.
Vaya por delante que en mi modesta opinión tanto el anuncio en si, como el plazo de reflexión, resultaban totalmente innecesarios, sin más. Pero como la opinión es libre, hay quien lo analiza desde otro punto de vista y con argumentos que como mínimo son discutibles en algunos casos, o auténticos desbarres en otros. Veamos algún ejemplo de esas opiniones de ciertas personas que ocupan cargos relevantes en nuestra sociedad.
El primero será la opinión que todo ello le merece a un senador por Baleares del PP. Tal como lo ve, Sánchez con sus decisiones lo que hace es amenazar la libertad de discrepar por un lado y buscar más controles sobre el poder judicial por el otro. Está claro que sigue al pie de la letra las consignas de su partido y los argumentarios que del mismo irá recibiendo; pero hacer eso hace que cometa algún que otro error y caiga en determinadas contradicciones.
No habría que confundir discrepar con mentir. Discrepar puede ser sano, incluso enriquecedor en algunos casos. Mentir en cambio suele ser perjudicial y suele estar muy alejado de la dignidad, el decoro y la honradez y en su caso, como representante de los ciudadanos de nuestras islas, debería saber distinguir lo que es un medio de comunicación serio de lo que viene siendo un panfleto de burdas mentiras y falsedades habitualmente muy malintencionadas. La libertad de expresión debe ser sagrada; la mentira y la falsedad desterradas definitivamente de nuestras vidas.
En lo que al control del poder judicial se refiere, resulta curioso que solo incida en la necesidad imperiosa de sustituir a determinados magistrados del Tribunal Constitucional y no tenga nada que decir del vergonzoso bloqueo de la renovación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, que su partido viene practicando durante más de cinco años, infringiendo claramente la Constitución, que solo es sagrada cuando interesa. ¿No se está con ello utilizando políticamente un organismo del poder judicial?, ¿no se pretende desde ese organismo controlar de forma descarada al resto de la judicatura?
Otro caso de opinión que vale la pena analizar, es la del Juez Decano de Ibiza. Su descarado posicionamiento a favor de las tesis del Partido Popular, hace que se pueda poner en entredicho su, a todas luces exigible y deseable imparcialidad. Ahora se permite denostar públicamente la formula que durante años se ha venido utilizando para la elección de determinados cargos en organismos del poder judicial. Está claro que para él mientras, los componentes de dichos organismos sean claramente conservadores, no puede haber ningún problema, eso solo lo entiende sobrevenido si se da la circunstancia de que en algún momento dicha mayoría es progresista o puede llegar a serlo.
Es sorprendente su posicionamiento en defensa de la decisión de un juez que admite a trámite una denuncia, redactada por un pseudosindicato de la extrema derecha, en base única y exclusivamente a recortes de periódico y algunos de ellos falsos, tal como han reconocido los propios denunciantes. En cambio no hace la más mínima mención al rechazo de otra denuncia similar por parte de un juez de la Audiencia Nacional, precisamente por estar basada en titulares de prensa sin ningún tipo de contraste.
Afirma que el juez que ha decidido admitir a trámite esa denuncia sin base jurídica alguna, está cumpliendo con la función que constitucionalmente tiene asignada. En cambio, nada tiene que decir, siendo incluso mucho más grave, que se esté incumpliendo descaradamente el artículo 122 de la Constitución y el CGPJ lleve más de cinco años siendo regido por una serie de magistrados okupas.
Cabe recordar que este mismo Juez Decano, ya afirmo en su momento, que un proyecto de ley que ni tan siquiera había iniciado su trámite parlamentario, era claramente inconstitucional; ello sin esperar a que el Máximo Tribunal, que es quien debe decidir qué es constitucional o no, pudiera tan siquiera iniciar cualquier tipo de diligencia tendente a verificar la legalidad de dicho proyecto.
Afortunadamente democracia es mucho más de lo que algunos tienen en sus mentes y con actitudes como estas, lo único que se hace es de coro de un pseudosindicato como Manos Limpias, representante del facherío más recalcitrante.