Puede parecer un tema tabú, pero quizás haya llegado el momento de ser valiente y no hacer promoción turística ante la sensación generalizada de masificación desde hace años que se vive en Ibiza y Formentera, y también en Mallorca, por el exceso de turistas. Siempre he creído que la mejor manera para frenar la llegada de turistas es contactar con las grandes aerolíneas para que reduzcan sus enlaces con el aeropuerto de Ibiza de forma razonable, pero eso sería demasiado sencillo y se acabaría con el debate en unos días. Pero si todo el mundo coincide en que Ibiza es la marca turística más potente del mundo, ¿qué motivo hay para seguir promocionándola en ferias internacionales? No hacer promoción no sería nada novedoso. Hay cadenas hoteleras que renuncian a acudir a las ferias porque consideran que con los canales de distribución propios o no necesitan más promoción. Valoran el coste y el resultado y finalmente han optado, y desde hace varios años, en no acudir a las ferias. Y muchas cadenas acuden porque sus competidores siguen asistiendo, pero no por necesidad. Les sorprendería el dinero que destinan las grandes hoteleras en promocionar sus productos en Facebook, Instagram y Youtube. Y los resultados son realmente exitosos.
Por lo tanto, los distintos ayuntamientos de las islas y el Consell d’Eivissa deberían valorar de cara al próximo otoño si es conveniente no hacer promoción turística porque está visto que apenas tendría un efecto para la ocupación hotelera. Si además las propias cadenas hoteleras y los turoperadores hacen sus propias campañas promocionales, ¿no sería lo más coherente cambiar la estrategia desde las instituciones en lugar de hacer un llamamiento para que vengan más turistas todos los años? En las ferias turísticas, además, se producen situaciones realmente llamativas. Es habitual, por ejemplo, que algunos de los políticos que acuden a Londres o Berlín centren sus intervenciones en cuestiones domésticas que poco o nada tienen que ver con el turismo. Más que llamativo resulta absurdo, pero es bastante habitual.
Imagino que plantear no hacer promoción turística pondrá nervioso a más de un hotelero que solo está satisfecho cuando la ocupación de sus establecimientos es del cien por cien, pero los empresarios por lo general son razonables y también entienden que la masificación es un problema que debe plantearse desde el sentido común o todos acabaremos pagando los excesos.
Realmente el turismo vive un momento dulce. La planta hotelera se ha renovado durante los últimos años y los productos, por lo general, son de calidad, algo que cualquier residente puede confirmar cada vez que viaja al extranjero y se aloja en hoteles de otros países. Además, la temporada se está alargando y por fin muchos turistas han confirmado que en las Pitiusas se pueden hacer cosas en los meses de invierno.
Por lo tanto, y llegados a este punto, quizás ha llegado el momento de abrir un debate sobre la conveniencia de frenar la promoción turística y dedicar todos los esfuerzos en luchar contra la oferta turística ilegal, que realmente es el gran cáncer de Ibiza. Si portales como Booking colaborasen un poco más y no promocionasen pisos turísticos sin licencia las cosas serían mucho más fáciles, pero hay que ser optimistas porque el avance a la hora de perseguir la oferta ilegal es una de las grandes noticias de los últimos años. Queda camino por hacer, pero al menos ya no perdemos el tiempo en contar toallas en las terrazas para detectar los pisos turísticos ilegales.